¿Que hacemos cuando es la Tierra la que se atrasa?

Desde el principio de los tiempos los humanos hemos medido el tiempo a partir de la duración del día, pero con el desarrollo de los hiperprecisos relojes atómicos nos hemos encontrado con un problema totalmente inesperado: La velocidad de rotación de nuestro planeta no es constante.

Históricamente los relojes han sido instrumentos bastante poco precisos, lo que obliga a reajustarlos cada cierto tiempo. Estos ajustes se consiguen mediante observaciones astronómicas muy precisas que permiten determinar con exactitud la posición y orientación de la Tierra, estableciendo así el momento exacto en que comienzan los días y los años. Estas mediciones sirven como referencia para ajustar los relojes y garantizar que la hora que vemos en el reloj se corresponde con la hora astronómica.

En teoría, con la llegada de los relojes atómicos esta resincronización debería haber terminado; estos relojes tienen una precisión absoluta, su hora no se desajusta jamás, así que no debería ser preciso ponerlos en hora. Pero existe un problema, la Tierra no se mueve a una velocidad constante; aparte de que nuestro planeta no es una esfera perfecta, está sometido a las fuerzas gravitatorias de otros cuerpos, en especial del Sol y la Luna, lo que hace que tanto su movimiento de rotación como el de traslación alrededor del Sol, sea irregular.

El NIST-F1, uno de los relojes atómicos que proporcionan la hora de referencia en Estados Unidos

El resultado es que sigue existiendo un desfase entre la hora proporcionada por los relojes atómicos y la hora proporcionada por las observaciones astronómicas. En 1972 se decidió solucionar este desfase introduciendo los llamados «leap seconds». Básicamente, la idea es que tenemos dos escalas de tiempo, una es la hora UTC que se determina con los relojes atómicos y otra es la hora UT1 que se determina con observaciones astronómicas. La Unión Astronómica Internacional monitoriza ambas escalas y, cuando detecta que la diferencia entre ambas supera el medio segundo, en la hora UTC se introduce o quita un segundo, manteniendo sincronizadas ambas escalas.

Estos «leap seconds» se introducen o quitan el 30 de junio o el 31 de diciembre. Si hay que introducir un segundo extra, se establece que a la hora 23:59:59 se seguirá 23:59:60, mientras que si hay que quitar un segundo a la hora 23:59:58 se seguirá 00:00:00 del día siguiente. Esto significa que, de forma esporádica, nos vamos a encontrar con un minuto de 61 o de 59 segundos.

Aunque en su momento esto pareció una buena idea, en la actualidad no lo parece tanto. Existen muchas aplicaciones, cada vez mas, que para funcionar correctamente necesitan una escala de tiempo precisa; en estas aplicaciones tener que reajustar el reloj es un grave problema, por ello el año 2005 se planteó la posibilidad de eliminar los leap seconds, convertir el tiempo UTC en una escala fija.

El momento clave para este cambio será la reunión de la Unión Internacional de Comunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés) que se celebrará en enero del 2012 en Ginebra. En esa reunión se votará la eliminación de los leap seconds y, si la moción es aprobada, su desaparición se hará efectiva en el año 2018; a partir de esa fecha, las escalas UTC y UT1 dejarán de estar sincronizadas.

FUENTES: arxhiv.org, Wikipedia.

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